En anteriores entradas hablábamos de por qué debemos tener una página web y de si servían para algo las redes sociales.

¿Pero qué opción es la mejor para mi negocio? Quizás la mejor manera de decantarnos por una opción u otra es haciendo una comparativa de las ventajas y desventajas de las mismas.

 

Uno de los principales motivos por el que decantarnos por una web es que Google indexa todo lo que publiquemos en la misma.

Otro motivo es que con una web dispondremos de un dominio propio, el cual nos ayudará a definir nuestra marca comercial.

De igual modo una página web la podemos diseñar y personalizar a nuestro antojo, mientras que una página de Facebook vamos a poder actuar sobre la foto de perfil, la imagen de portada y cuatro pequeños detalles más.

Todo lo que publiquemos en nuestra web será de nuestra propiedad, mientras que todo lo que publicamos en Facebook pertenece a la plataforma social.

Para ser visible de verdad en Facebook hay que pagar… A través de nuestra página web y con un buen SEO, nuestros potenciales clientes podrán acceder también a nuestros productos o servicios y podrán comparar no solo los productos, sino la reputación de la empresa, otros servicios o las opiniones de los clientes.

Todo lo que escribes en Facebook acaba perdido en el olvido, mientras que lo que publicas en tu web, pase el tiempo que pase, seguirá estando disponible para nuevos clientes.

¿Entonces nos decantamos por una Página Web o página de Facebook?

Con todas estas premisas, ventajas y desventajas, pros y contras, teniendo en cuenta el trabajo que conlleva, debemos poner sobre la balanza si el uso de las redes sociales resultan imprescindibles para nuestro modelo de negocio.

De igual modo, una vez analizadas las distintas redes sociales y los perfiles de nuestro producto y clientes, podemos decidir enfocar nuestro esfuerzo en la creación de contenido de calidad en redes sociales o en nuestra propia web.

Se suele decir que por qué poner una O si puedo poner una Y. Podemos utilizar las dos opciones poniendo en una balanza el esfuerzo que dedicamos a cada una de ellas y los resultados que tenemos.

A la larga y midiendo estos resultados podremos acabar decidiéndonos en un sentido o en otro.

¿Y tú por cuál te decantas?