El rediseño de una página web no es algo que deba tomarse a la ligera. Es una decisión estratégica que puede tener un gran impacto en la imagen de tu marca, en la experiencia de los clientes y, por supuesto, en el posicionamiento en Google.

Aunque no existe una regla fija sobre cuándo rediseñar una página web, hay ciertos indicadores claros que pueden señalar que ha llegado el momento de hacerlo.

Te vamos a contar cuáles son esas señales que te indican que tu página web necesita un rediseño y qué acciones hay que tomar para sacar el máximo rendimiento a tu página web.

renovar la página web

Estética

El diseño visual de una página web es uno de los primeros aspectos que los clientes perciben al entrar.

La estética de tu página no solo influye en la primera impresión que causa a los visitantes, sino que también juega un papel crucial en la construcción de la confianza y la credibilidad de tu negocio.

Si tu página web se ve anticuada o desorganizada, es posible que los usuarios la asocien con una marca poco profesional o que no está al día con las últimas tendencias.

Con el paso del tiempo, los gustos estéticos de los usuarios cambian, al igual que las tendencias en diseño web. Los elementos que hace unos años podían parecer innovadores y modernos, ahora pueden hacer que tu página luzca pasada de moda, lo que podría alejar a los clientes.

Además, el diseño visual también está estrechamente vinculado con la experiencia del usuario. Un diseño que no sea intuitivo o que esté sobrecargado de elementos innecesarios puede dificultar la navegación y generar frustración.

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Tu página web ya no refleja tu marca actual

A medida que tu negocio crece y evoluciona, es natural que la imagen de tu marca cambie.

Quizás has lanzado nuevos productos, servicios o has ampliado tu mercado objetivo. Tal vez tu identidad corporativa ha sido actualizada con nuevos colores, logotipos o eslóganes, o has cambiado el enfoque hacia un tono más moderno, tecnológico o cercano. Si tu página web no refleja estos cambios, puede generar una desconexión entre lo que eres como empresa y lo que los usuarios perciben al visitarla.

La coherencia visual es clave para fortalecer la identidad de marca. Si un cliente potencial visita tu página web y ve un diseño que no se alinea con la imagen que presentas en redes sociales o tienda física (si tienes una), esto puede generar confusión o, peor aún, hacer que tu marca parezca inconsistente o poco profesional.

Además, la imagen de marca no solo implica los aspectos visuales. Los mensajes, el tono y el contenido de tu página web también deben adaptarse a la evolución de tu negocio.

Tal vez antes tu enfoque era más informal, pero ahora te diriges a un público corporativo que requiere un lenguaje más profesional. O puede que hayas empezado a ofrecer nuevos servicios que no están claramente reflejados en la estructura y contenido de tu página.

Incluso se puede dar la circunstancia, que el nombre con el que nació la web, no represente del todo los distintos servicios o productos de nuestra empresa. Llegados a este punto, igual toca hacer borrón y cuenta nueva, y diseñar una web totalmente nueva con un dominio actualizado.

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Tu web no es responsive o tiene problemas de usabilidad en dispositivos móviles

Un diseño responsive significa que tu página web se adapta automáticamente a diferentes tamaños de pantalla, ofreciendo a tus clientes una experiencia óptima sin importar el dispositivo que se utilice.

Si tu página web no es responsive, es probable que pierdas una gran cantidad de tráfico y conversiones, ya que los usuarios suelen abandonar rápidamente las páginas que no se ven bien o no funcionan correctamente en sus móviles.

Google también prioriza las páginas web optimizadas para móviles en sus resultados de búsqueda, lo que hace que el diseño responsive sea un factor crucial para el SEO. Si tu página web no cumple con estos estándares, no solo perderás visitas y clientes potenciales, sino que ni siquiera aparecerás en los resultados de Google.

Los problemas de usabilidad en dispositivos móviles pueden incluir desde botones demasiado pequeños que dificultan la interacción, menús que no son fáciles de navegar, o imágenes que no se ajustan correctamente a la pantalla.

Estos obstáculos frustran a los clientes y aumentan las tasas de rebote, lo que afecta tanto la experiencia del usuario como tu rendimiento general en la web.

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Notas menos visitas a la web

Si has notado que el tráfico de tu página web ha disminuido significativamente en los últimos meses, es un claro indicador de que algo no está funcionando correctamente y toca renovar la página web.

La caída en las visitas puede deberse a varios factores, y muchos de ellos pueden estar relacionados con un diseño desactualizado, problemas de rendimiento o una falta de optimización para los motores de búsqueda (SEO).

En la actualidad, los usuarios tienen expectativas más altas en cuanto a la rapidez de carga, la navegación intuitiva y la experiencia general en una página web.

Si tu página web no ofrece un rendimiento óptimo, es probable que los usuarios la abandonen rápidamente, lo que puede provocar un aumento en la tasa de rebote y una disminución en el tiempo de permanencia, dos métricas clave que afectan el ranking en Google.

Una página lenta o con errores genera frustración y reduce la probabilidad de que los visitantes exploren tus contenidos o realicen conversiones.

Por otro lado, las actualizaciones constantes de los algoritmos de Google también pueden influir. Si tu página web no está adaptada a las últimas prácticas de SEO, como el uso adecuado de palabras clave, estructura de encabezados, contenido relevante o backlinks, es posible que pierdas posiciones en los resultados de búsqueda, lo que llevará a una reducción del tráfico orgánico.

Causas más comunes por las que tienes menos visitas a tu página web

  • Velocidad de carga lenta: Si tu página tarda en cargar, tus posibles clientes abandonarán antes de que tengan la oportunidad de interactuar. Además, la velocidad de carga es un factor clave para el SEO, ya que Google penaliza las páginas lentas.
  • Pérdida de relevancia en el contenido: El contenido de tu página web puede haber quedado desactualizado o no estar alineado con las búsquedas actuales de los usuarios. Revisa si los temas que estás publicando siguen siendo relevantes y actualiza tu estrategia de contenido en función de las últimas tendencias y necesidades de tu público objetivo.
  • Optimización SEO deficiente: Si tu página no está optimizada correctamente para los motores de búsqueda, estarás perdiendo visibilidad. Asegúrate de que los elementos clave de SEO on-page, como los metadatos, etiquetas ALT en imágenes, estructura de enlaces internos y uso de palabras clave, estén bien implementados. Si el SEO de tu página es deficiente, un rediseño que incluya una estrategia SEO sólida puede ayudar a recuperar el tráfico perdido.
  • Estructura de navegación confusa: Una navegación poco clara o complicada puede frustrar a los usuarios y hacer que abandonen tu página sin interactuar. La estructura de navegación debe ser intuitiva, con menús organizados y una jerarquía clara que permita a los visitantes encontrar lo que buscan sin dificultad.

Así que como regla general, recomendaríamos considerar renovar la página web cada tres o cinco años, dependiendo de los cambios tecnológicos y de las necesidades de tu negocio.

Si ha pasado mucho tiempo desde la último renovación o actualización, es probable que existan nuevas oportunidades de mejora, tanto en términos de diseño como de funcionalidad.

Haz un balance de cuándo fue la última vez que renovaste tu página web y evalúa si la tecnología o el diseño han quedado obsoletos. Un rediseño puede ayudar a implementar nuevas herramientas y funcionalidades que mejoren la experiencia de tus clientes y el posicionamiento en Google.

Si reconoces alguna de las señales que te hemos mencionado, es el momento de renovar tu página web y hecerla más competitiva y visible.